lunes, 6 de diciembre de 2010

Las Basílicas


La basílica romana tuvo múltiples usos, dedicándose a mercado, culto o a la administración de justicia.
También  utilizaba como lugar de reunión de los ciudadanos para tratar asuntos comunes.
Se trataba de una gran sala rectangular compuesta por una o más naves (siempre en número impar). La diferencia de alturas se aprovechaba para abrir huecos de iluminación en la parte alta de los muros. En uno de los extremos de la nave principal existía una ábside, donde se instalaba la presidencia, mientras que la entrada se efectuaba por el extremo opuesto a través de un pórtico. En ocasiones, la puerta de acceso también podía situarse en el centro de uno de los lados mayores.
 
Pero posteriormente cuando en el siglo IV Constantino declaro religión oficial del imperio el catolicismo pudieron ya utilizar a plena luz sus templos. El concepto cristianismo de templo fue completamente distinto al que se tuvo en los tiempos greco-romanos.
Para los cristianos el templo era el lugar de reunión de los fieles, por tanto, necesitaban espacios amplios que hiciesen posible la congregación de fieles. De este modo los primeros templos cristianos tomaron como modelo las basílicas romanas. 
La basílica de Julia
Situada al lado sur del Foro Romano era la antigua basílica Sempronia, pero Julio César decidió reconstruir sobre esta porque una nueva basílica debería ser la más monumental de todas las basílicas republicanas. Acabada durante el mandato de Augusto cambió de nombre para recibir definitivamente el de Basílica Julia.
Esta basílica sufrió varios percances, fue destruida por los incendios y reconstruida en varias ocasiones. La basílica era el lugar donde se encontraba la administración de justicia o donde se podía comerciar. Se trataba de una gran espacio cubierto al que se accedía a través de un pórtico en el lateral o en los extremos, en el otro lado del edificio se situaba el altar. El espacio estaba separado por una nave central más ancha, flanqueada por dos naves laterales separadas por columnas. La nave central más alta permitía que se iluminara el interior del edificio a través de una serie de claraboyas. Medía 96 por 48 metros y tenía una gran nave central de 82 por 18 metros. Esta nave era dividida en cuatro partes a través de maderas y cortinas para poder admitir cuatro tribunales simultáneamente, usándolo entero en procesos importantes. Actualmente solo se conserva el podio con sus peldaños. 
 
La basílica de Emilia
Fue edificada en el 179 a.e.c, por los censores Marco Emilio y Marco Fulvio Nobilior. Ha sido destruida y reconstruida varias veces, en el 78 a.e.c. por el cónsul Marco Emilio Lépido, por lo que recibió el nombre de Basilica Aemilia. La basílica se emplazó sobre las Tabernae novae; un incendio obligó a reconstruirla en 14 a.e.c. por Lepido y Augusto. La última reconstrucción y su aspecto actual data del 410 cuando fue restaurada después del incendio de Alarico.
La Basílica Emilia mide 70 x 29m, dividida en naves por hileras de columnas. La nave central, de casi 12m está flanqueada por una más pequeña al sur y otras dos al norte. La basílica de cara al foro tenía un pórtico de dos pisos con dieciséis arcos sobre pilastras, detrás del pórtico hay una serie de tabernae entre ellas se abren las tres entradas que dan acceso al aula.
Junto a la Basílica Emilia se hallan los restos del templete de Venus cloacina. Era un templo dedicado a la diosa con forma de pozo, que comunicaba con la cloaca. Era el punto donde la cloaca Máxima entraba en el Foro.